La interdependencia entre
el sector público y privado se
hace cada vez más intensa,
conforme la tecnología acelera
los procesos de las organizaciones y, a la vez, los ciudadanos
se empoderan con el desarrollo
de las redes sociales.
Ciudadanos mejor informados
se tornan más exigentes y, al estar conectados en
tiempo real, representan una
fuerza que pone en jaque a gobiernos
y empresas.
Una mirada a lo que viene
sucediendo en el sector público
–en sus distintas latitudes–
muestra que los esfuerzos
por consolidar una transformación
digital necesaria y
obligatoria pasan por serias
difi cultades.
El centro McKinsey para
estudios gubernamentales
realizó una investigación en
18 países, entrevistando a
3.000 servidores públicos, y
encontró que un 80% de los
esfuerzos de los gobiernos
por transformarse, no logran
cubrir las expectativas de los
ciudadanos.
Los gobiernos afrontan
problemas en actualizar los
sistemas educativos para ‘entonarlos’
con un mundo dominado
por las nuevas tecnologías
de información.
Al sector
público le cuesta mucho
adaptar los sistemas de salud
para atender a una población
cada vez más longeva. Según
da cuenta un informe especial
de El Comercio (7-8-18), en
el año 2052 los mayores de
60 años formarán el grupo
poblacional más grande en
América Latina y el Caribe.
Más difícil aun resulta poder
mantener el ritmo de desarrollo
de la infraestructura de las
ciudades, que crecen a ritmo
vertiginoso.
Hay que tomar en cuenta
que generalmente el capital
político con el que cuentan
los gobiernos es escaso y breve.
Los plazos en este sector
son muy cortos y la rotación
de ministros muy alta. Todo
esto complica mucho más el
panorama.
Lo antes descrito impacta
en la efi ciencia del gasto público
y, a la vez, defrauda la expectativa
ciudadana por obtener
una mejor experiencia al
interactuar con los diferentes
niveles de gobierno.
Existe una gran brecha
hoy entre las competencias
digitales logradas en el sector
privado en comparación con
el público.
Si los gobiernos a
nivel global lograran igualar
los niveles de eficiencia en
transformación digital que
experimentan las empresas
líderes del sector privado, se
podrían ahorrar por año –según
el centro McKinsey– para
estudios gubernamentales,
US$3,5 trillones en expresión
americana hacia el año 2021.
El estudio identificó cinco
claves para optimizar los chances
de éxito en los esfuerzos del
sector público por mejorar los
Un 80% de los esfuerzos de los gobiernos
por transformarse no logran cubrir las
expectativas de los ciudadanos, según el
centro McKinsey. Corregirlo debe ser
política de Estado.
servicios que presta: liderazgo
comprometido; claridad
en las prioridades; foco en el
‘delivery’; comunicación efectiva;
adaptabilidad al cambio.
Estos lineamientos serán determinantes
para incentivar
el avance y cierre de brechas.
Los procesos de transformación
digital en el sector público
deben ser adoptados como
política de Estado y transcender
a los gobiernos, para
asegurar la gobernabilidad en
una era donde las exigencias
de la ciudadanía y la disrupción
digital irán de la mano,
demandando más y mejores
respuestas a los gobernantes.