"La única constante en el mundo es el cambio", es una frase muy usada en muchas escuelas de negocios. ¿Están las personas que conforman nuestras organizaciones, nosotros mismos, realmente preparados para cambiar a esa velocidad?
Yuval Noah Harari, historiador y filósofo israelí, declaraba en una entrevista para "Impact Theory", que las dos habilidades más importantes que necesitaremos en relación con el cambio y reinventarnos con mayor rapidez son la estabilidad mental e inteligencia emocional.
El autor señala que esta revolución tecnológica –orientada básicamente por la inteligencia artificial y la automatización- será más que un evento puntual, convirtiéndose en una sucesión de eventos que llegarán a la humanidad cada cierto tiempo. Nuestra estabilidad mental e inteligencia emocional serán las que nos permitan adaptarnos a los continuos cambios que caracterizarán esta época.
Harari remarca cinco asuntos que para él son las claves del porvenir de la humanidad:
1. No podemos asegurar cómo será el trabajo en el futuro. Los avances en inteligencia artificial y automatización harán que la demanda de trabajo sea cubierta por la tecnología. Los seres humanos tendremos que reinventarnos cada cierto tiempo y aprender nuevas habilidades, porque eso será lo que "el mercado busque" en ese momento. En el ejemplo de Harari, en el 2025 un chofer de camiones perderá su empleo debido a la tecnología (vehículos automáticos) pero si identifica rápidamente qué profesión es altamente demandada y se "reinventa" tendrá mayores posibilidades de éxito. Así, siguiendo con el ejemplo, ese camionero se convierte en profesor de yoga, que luego de un tiempo deja de ser necesario porque la tecnología ha desarrollado un chip por el que puedes hacer yoga en cualquier sitio y tiene que reinventarse nuevamente.
2. La casa construida versus la carpa. Entonces ¿cómo nos podemos preparar los seres humanos para un escenario como el del punto 1? No existe una carrera que pueda definirse como una opción segura, y sugiere que nos preparemos en inteligencia emocional y equilibrio mental para seguir aprendiendo a cambiar constantemente. Así que la educación no debe verse como una casa construida sólida, sino más bien como una carpa que se puede desarmar y levantar en otro sitio con rapidez.
3. La persona como sistema "hackeable". Debido a la cantidad de datos sobre nosotros mismos disponibles (en términos biotecnológicos e informáticos) y a las súper computadoras de hoy en día hemos sido capaces de crear algoritmos que entienden a las personas mejor de lo que ellas mismas lo hacen. De esta forma, es mucho más sencillo vender cualquier cosa desde un producto hasta un político.
4. La importancia de conocerse uno mismo. Las personas crean relatos mientras que la tecnología recoge datos. Esos datos permiten conocer y anticiparse a las decisiones que pueda un ser humano pueda tomar y ofrecerle cierta publicidad cuando todavía no se ha tomado una decisión sobre algo en particular. Esto trae consigo la pérdida de privacidad y ¿por qué avanzar en ese camino?
5. La importancia de la salud y privacidad. La respuesta es simple, con la cantidad de datos que recolectamos podemos alargar la vida y también su calidad de vida. Por ejemplo, detectando un cáncer a tiempo y no cuando ya sea demasiado tarde, pero para eso se necesita un monitoreo continuo y que los datos sean analizados por un algoritmo que controle todo lo que uno hace. Ahí surge nuevamente el dilema de la privacidad de los datos.
Harari no tiene las respuestas a estas interrogantes, él considera que las respuestas pueden variar de acuerdo a la experiencia de cada persona. Sin embargo, es importante hacerse las preguntas adecuadas para lograr a respuestas en ese camino.
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