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Cómo lidiar con las trampas del poder

18 de agosto del 2022 | 00:00

Liderar una empresa no es fácil. Hay que lidiar con problemas como el ego, que erosionan el trabajo en equipo. La empatía es vital, así como la humildad.

Uno de los retos más importantes de un líder es inspirar e influenciar positivamente en el desarrollo de las carreras de sus colaboradores. Para lograr ese propósito se requiere que sepa escuchar, que reconozca las acciones de sus colegas, así como transmitir ideas y consejos sin avasallar o intimidar. No es fácil.

El problema reside en que el poder intoxica y conforme uno se siente más poderoso, aparecen con fuerza dos facetas: La arrogancia y el egocentrismo. Estas dos características erosionan la gestión del líder y, claro, afectan seriamente a su equipo de trabajo.

Resulta que mientras más uno sube en el escalafón de una organización, tiende a prestarle menor atención al trabajo de sus subordinados y, en vez de nutrirse del intercambio de ideas, cree que esto no es necesario, ya que su posición es el reflejo de sus cualidades y experiencia, y cree que con ello basta.

Sin embargo, hay técnicas que ayudan al líder a tomar consciencia de los costos que el poder trae consigo y le sirven para no caer en lo que denominamos “las trampas del poder".

Para combatir la arrogancia se recomienda cultivar la humildad. Esto empieza por realizar una introspección sobre nuestras habilidades y limitaciones y, a partir de ello, se recomienda al líder que se acostumbre a reconocer que no necesariamente sabe la respuesta a tal o cual situación. Junto con esto, motivarlo a recibir información y datos sobre cada cosa que acontece, involucrando en la tarea a sus colegas.

Sirve recordar – periódicamente - que el éxito puede ser fugaz, y que no necesariamente los aciertos del pasado serán repetibles, sobre todo en un entorno tan desafiante como el actual.

Para combatir el exceso de confianza y el mostrarse egocéntrico es vital cultivar la empatía. Para desarrollar empatía se recomienda: comprometerse con el trabajo de nuestros colaboradores, entender sus preocupaciones y escuchar sus opiniones. Si no fuera posible hacer esto con cada uno, crear dinámicas grupales donde se fomente el contar experiencias enriquecedoras. Es valioso también el fomentar una cultura de interdependencia, reconociendo que una organización es el resultado de un tejido de relaciones humanas apoyadas por la tecnología, infraestructura, y “Know How", guiadas por un propósito que nos lleva a desarrollar productos y servicios requeridos por el mercado, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas.


Por Ben Schneider
Empresario y director del MBA de Pacífico Business School ​​

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