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Crisis: ¿Ir con prudencia o a la ofensiva?, por Ben Schneider

10 de noviembre del 2022 | 00:00

Por Ben Schneider
PhD en Administración de Empresas y Director del MBA de Pacífico Business School
 
El ex campeón de fórmula uno Ayrton Senna dijo en una oportunidad que rebasar 15 autos en un día soleado es casi imposible, pero hacerlo con lluvia, es otra cosa.

Esta aseveración se puede aplicar a la situación actual, donde a la crisis en las cadenas de abastecimiento se ha sumado una inflación muy alta y una fuerte subida de las tasas de interés, lo que produce una tormenta que reta como nunca las habilidades de los ejecutivos.

En este contexto, la consultora McKinsey ha identificado dos tipos de actitudes. La primera, donde se ubican la mayoría de los consultados, está adoptando medidas defensivas a través de la planificación de escenarios, el desarrollo de la resiliencia y el manejo y optimización de los resultados. Estos lideres están en modo “espera y analiza". A este grupo le denominaremos los de la visión microscópica, porque están concentrados en optimizar y defender la posición actual, mientras aguardan que el clima mejore.

Pero existe un segundo grupo de lideres que, si bien también está adoptando medidas defensivas, aprovecha las oportunidades que se generan en momentos de alta volatilidad para asumir más riesgos, utiliza una visión estratégica telescópica, o sea de más largo plazo, para lograr avances significativos versus sus competidores.

Los estudios en cuanto a la resiliencia organizacional indican que el adoptar solo medidas defensivas tenderá a llevar a las organizaciones a resultados promedio. Los que se animen a tomar la ofensiva en tiempos volátiles, pueden tener resultados catastróficos. Mas los “ambidiestros", los que adopten tanto medidas defensivas prudentes, mientras responsablemente busquen oportunidades de crecimiento, pensando más en el mediano plazo, se desmarcaran de la competencia.

Estos lideres están tomando decisiones determinantes en cuanto a la asignación de recursos, están reimaginando sus competencias distintivas y con ello las habilidades de sus colaboradores. Mientras crean valor valiéndose de la volatilidad del entorno, los grupos de trabajo en estas organizaciones prosperan, mientras en los otros casos, solo sobreviven. Tres actividades claves deben desarrollarse: el análisis profundo de oportunidades y prospectiva. El desarrollo del propósito de la firma y el compromiso del equipo. Por último, una ejecución de los planes con prácticas de clase mundial.

La visión telescópica versus la microscópica será la clave que diferencie a los ganadores, de los que solo ambicionan subsistir en la crisis.
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La columna fue publicada el 31 de octubre del 2022 en el Diario El Comercio.





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