Por Ben Schneider
PhD en Administración de Empresas y Director del MBA de Pacífico Business School
La era de la post globalización ha llegado cargada de confrontaciones en tal cantidad de aspectos que comprometen seriamente el funcionamiento de muchas organizaciones. Hay posiciones antagónicas en cuanto a temas geopolíticos, raciales, comerciales, religiosos, cambio climático y más, que generan un ambiente de polarización extrema. En redes sociales, potenciadas por la inteligencia artificial, proliferan los llamados ‘fake news’, que encienden aún más la pradera.
El mundo de la empresa no está exento de experimentar disputas tanto internas como externas, producto del estrés y fricciones que causan los distintos tipos de disrupción que enfrentan y que devienen en estados de crispación por parte de sus colaboradores.
Un reciente estudio del Society for Human Resources Management entrevistó a 1.622 trabajadores en los Estados Unidos y mostró que el 76% había sido testigo de actos de incivilidad, descortesía, desconsideración y falta de respeto. El 21% dijo haberla experimentado ellos mismos. El 41% indicó que esta situación irá en aumento y el 26% dijo estar dispuesto a renunciar y no tolerar el maltrato.
Así las cosas, los líderes empresariales deben intervenir de manera inteligente, estratégica y ponderada, para manejar las disputas que se generen en sus organizaciones, buscando diferenciarlas, procurando construir un ambiente de trabajo armonioso y constructivo. El profesor Peter Coleman, de la Universidad de Columbia, en su libro, “The Way Out: How to Overcome Toxic Polarization”, relata cuatro competencias que los líderes deben adquirir, para lograr desarrollar lo que él denomina “inteligencia para resolver conflictos”.
La primera es estar muy atento, auto regularse y cuidar nuestras reacciones para mantener la calma a la hora de abordar un conflicto.
La segunda, requiere el saber escuchar y estar alerta para detectar prejuicios.
La tercera, se refiere a desarrollar competencias de adaptabilidad, para encontrar estrategias adecuadas a diferentes circunstancias.
La cuarta competencia, resalta la experiencia lograda por el líder al privilegiar una visión integral del problema, que ayuda a enfrentar ambientes de confrontación toxica y compleja, apalancándose de experiencias pasadas.
En un mundo donde la complejidad, la ambigüedad y el cambio, es cuestión de cada día, el desarrollar “inteligencia para resolver conflictos” no es una competencia optativa, sino un requisito urgente.
La columna fue publicada el 24 de noviembre del 2025 en el Diario El Comercio.