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Innovar con ayuda de las “masas”, por Ben Schneider

Por Ben Schneider, empresario y director del MBA de Pacífico Business School

Pese a que implica riesgos, apoyarse en una diversidad de mentes para innovar puede ser muy útil para una empresa. Sólo hay que saber hacerlo.

Si se tuviera que resumir en una sola palabra cual es el secreto para que las empresas perduren en el tiempo, eso sería: Innovación. ¿Pero cuál es la mejor manera de hacerlo? Se trata únicamente de contar con un grupo de especialistas recluidos en laboratorios sofisticados intentando descubrir el próximo producto o servicio que revolucione el quehacer de la empresa, ¿o hay mejores formas de innovar?
Varios líderes han promovido los espacios físicos y virtuales para interactuar con las "masas", ya sea con usuarios leales, proveedores comprometidos o público en general. Empresas como Apple, Google y Facebook, son algunas de las que más han fomentado este método.
Eso a pesar de la razonable duda que genera el compartir ideas internas de la firma con extraños. ¿Cómo se pueden cautelar los derechos de propiedad intelectual si se interactúa con multitudes? ¿Cómo obtener beneficios de tal despliegue?
El problema principal radica en que muchos gerentes no parecen entender el tipo de cosas que se pueden consultar a las "masas" y cómo manejar este proceso.
Sobre la base de un estudio empírico a lo largo de una década, los doctores Kevin Boudreau, del London School of Business, y Karim Lakhani, del Harvard Business School, lograron identificar incentivos que hacen que el proceso innovativo impulsado por las "masas" sea más efectivo que hacerlo internamente en la empresa.
Los procesos internos son muy estructurados y fáciles de coordinar. En contraste, los procesos a través de multitudes son descentralizados y complejos. A través de este sistema exponemos el problema a resolver a una diversidad de mentes con distintos tipos de formación, y opera a una gran escala.
Como las "masas" son remuneradas por resultados, la mejor manera de convocar a una multitud así es a través de concursos. El auspiciador, o sea la firma, plantea el problema específico, pone condiciones y obliga a suscribir compromisos muy detallados en cuanto a la propiedad intelectual resultante, entre otros aspectos, y ofrece premios, tanto en dinero como en especies.
También se utilizan otras figuras como "comunidades colaborativas" o "complementadores"; estos últimos buscan mejoras a soluciones ya logradas, entre otras.
El poder de las "masas" se convierte en una fuerza innovadora formidable que las empresas no pueden dejar de utilizar.


La columna original fue publicada en la edición del 4 de octubre del 2021 en el diario El Comercio.

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