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Lo que nos dejan las renuncias en pandemia

10 de mayo del 2022 | 00:00

Por Ben Schneider
Empresario y director del MBA de Pacífico Business School​

Las empresas no están leyendo bien qué está detrás de la salida de sus trabajadores, en tiempos de emergencia sanitaria. Combatir la depresión y la desidia, es clave.

​Desde abril del 2021 un total de 15 millones de personas han renunciado a su trabajo en Estados Unidos, estableciendo un record que afecta tanto a los individuos y sus familias, como a las empresas, y esto se confirma también en otros países. Lo peor es que muchas más personas están considerando engrosar estas cifras.

En el Perú, durante el 2021, un total de 313.455 personas fueron atendidas por depresión, 12% más que en el 2019. Pero la cifra de afectados es mucho mayor.

Las empresas, en vez de analizar las verdaderas razones de este comportamiento, tras la traumática experiencia que causa la pandemia del COVID-19, están aplicando algunas prácticas bien intencionadas, como paliativo, pero que se quedan cortas a la luz de las evidencias.

La realidad es que los colaboradores están agotados, cansados del estrés que impone la pandemia, de trabajar en entornos precarios como es el caso de la mayoría de hogares, donde deben lidiar con las responsabilidades laborales y domésticas, y en espacios reducidos.

Los colaboradores reclaman se invierta en la dimensión humana de sus responsabilidades en la empresa. Requieren renovar el propósito de su conexión con la firma y los valores que esta promueve. Exigen interacción social y sentido de pertenencia. Reclaman reconocimiento, presencialidad, poder mostrarse y nutrirse del 'mentoring' y el 'coaching'.

Un estudio realizado por la consultora McKinsey, entrevistó a 250 gerentes y 5.774 colaboradores en varias industrias a nivel internacional, y encontró, en primer lugar, que los gerentes que no transmiten a sus colaboradores el ser apreciados, generan renuncias. En segundo lugar, las empresas deben capacitar a su capital humano con miras a que pueda funcionar mejor en ambientes híbridos.

Esto implica el retorno a la presencialidad como componente preponderante, acompañados de técnicas para complementar sus responsabilidades, con actividades en remoto.

En tercer lugar, la post pandemia requiere el revisar, actualizar y difundir la cultura empresarial, que debe adaptarse a las nuevas circunstancias. Y, por último, si la respuesta a los amagos de renuncia se limita a mejoras salariales, el mensaje que se estaría dando es que la relación colaborador-empresa es meramente transaccional, con lo cual solo lograríamos ahondar la sensación de vacío y falta de propósito que nuestro capital humano padece. ​


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