Las mujeres invierten normalmente una proporción mayor de sus ingresos en la familia y la comunidad que los hombres, al menos eso afirma la OCDE en su informe
"Investing in women and girls- The breakthrough strategy for achieving all the MDGS" de 2010. En él, concluyen que la participación de las mujeres en la propiedad y control sobre activos productivos acelera el desarrollo, ayuda a superar la pobreza, reduce desigualdades y mejora la nutrición, salud y escolaridad de los niños.
A nivel mundial, ha habido varias iniciativas para el empoderamiento económico de las mujeres, una de las cuales es la contratación pública. Según el BID, en su publicación
"Toolkit: Promoción de la mujer en las compras públicas", de 2018, Chile y República Dominicana son ejemplos de cómo la contratación pública ha registrado un marcado incremento de la participación femenina, gracias a estrategias de fortalecimiento de capacidades y de sistemas inclusivos.
En el Perú, el Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE) ha realizado un exaustivo análisis de la evolución de proveedores femeninos en el Registro Nacional de Proveedores (RNP), llamado
"Participación de lamujer enlas compras públicas: Una mirada hacia la equidad" que incluye todos los procedimientos adjudicados en el período 2018-2019, y concluye: hasta diciembre de 2019, el 37% de los 793,335 proveedores (personas naturales y jurídicas) con inscripción vigente en el RNP son femeninos, frente a un 63% masculino (se refiere a que más del 50% de sus acciones, propiedad o sociedad son de mujeres). En volumen, las compras públicas representa el 30% del total de contrataciones y el 21% del total del monto adjudicado. El mayor monto se concentra en Lima, con S/ 5,304 millones. No obstante, su participación dentro del total en dicha región es de 16% y se ubica, junto a Callao, como la región con menor participación femenina.
En base a la experiencia del
sistema de compras chileno con enfoque de género, es necesario el desarrollo de políticas intersectoriales que fortalezcan a las proveedoras del Estado y las apoyen en la superación de las barreras de acceso a capital financiero, humano y social; una mayor presencia en sectores más productivos y en una corresponsabilidad social y familiar que las deje de definir como únicas responsables del cuidado de las personas dependientes en los hogares.
La columna fue publicada en la web del diario Gestion.