Por Ben Schneider
PhD en Administración de Empresas y Director del MBA de Pacífico Business School
La irrupción de la inteligencia artificial (IA) en sus diversas formas exige un cambio sustancial y estratégico para el rol del líder de los sistemas de información (CTO). Esto supone posicionar al CTO en el centro del organigrama de la firma, con el propósito de cambiar radicalmente su rol, de uno de soporte a las distintas áreas de la organización, a otro como generador de valor a través de guiar a la empresa hacia capitalizar los beneficios de las nuevas tendencias tecnológicas y así potenciar sus productos y servicios y con ello, asumir responsabilidades sobre las cuentas de resultados. Esto implicará alinear los incentivos, integrando en la primera línea, a los equipos tecnológicos que conforman la división responsable por la transformación “digital-generativa” de la organización.
La consultora McKinsey, ha realizado investigaciones al respecto y conversado con líderes tecnológicos de diversas industrias y ha logrado identificar cambios en sus roles como CTO’s, agrupándolos en cuatro tipos:
Al primero le denominan “Orquestador”, y se refiere a liderar y coordinar el despliegue de las tecnologías digitales, principalmente de la IA, con el mandato de generar impacto en los resultados económico-financieros de la firma.
Al segundo rol le llaman “Constructor”, encargado de producir ingresos a través de, vía la incorporación de las nuevas tecnologías, productos o servicios rediseñados o totalmente renovados. Los CTO’s tendrán la responsabilidad de liderar la transformación digital sirviendo de “traductores” y “educadores” para facilitarle al resto de la organización, el entendimiento sobre las potencialidades que la IA ofrece, actuando de tal manera que se logren “atajos” para acortar plazos y así consolidar ventajas competitivas.
El tercer rol es el de ser “Protector”, no solo por ser responsable por la ciberseguridad de la empresa, sino por la necesidad de estar alertas a amenazas que pueda sufrir la estrategia de transformación digital de la empresa, generando indicadores de medición de riesgos y protocolos de reacción para asegurar la debida “resiliencia digital” de la organización.
Al cuarto rol se le denomina “Operador”, ya que los CTO’s y sus equipos deberán ser responsables de integrar las soluciones tecnológicas a los productos y servicios, así como potenciar los servicios de apoyo o ‘“back office”’, recordando siempre la importancia de asegurar la calidad de la experiencia del cliente.
El entorno actual demanda el imprimir a nuestras organizaciones un sentido de urgencia y de realineamiento estratégico en torno al rol de la tecnología y sobre todo de nuestros expertos tecnológicos. Sin ellos, no hay futuro.
La columna fue publicada el 11 de noviembre del 2024 en el Diario El Comercio.