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Estar "ocupado" vs. obtener "resultados", por Ben Schneider

17 de septiembre del 2024 | 00:00

Por Ben Schneider

PhD en Administración de Empresas y Director ​del MBA de Pacífico Business School​

Entre las frases más potentes que entrenadores de futbol utilizan está: “​Nunca hay que confundir "faenas" con "logros"".

Resulta que los seres humanos estamos asociando el ser exitosos con estar ocupados en el trabajo. Mientras años atrás los exitosos hacían gala del tiempo libre del que disponían, hoy en día, muchas empresas privilegian una cultura donde se premia la cantidad de horas invertidas en el trabajo, sin que necesariamente se revise cuan productiva es la persona.

Se podría decir que el estar ocupado se asocia con un 'status symbol'. Una encuesta realizada por la empresa Gallup, dio cuenta que el porcentaje de empleados en los Estados Unidos que reportaban no tener tiempo suficiente en sus empresas para cumplir con sus responsabilidades subió de 70% en 2011 a 80% en el 2018.

El estar ocupado sin que haya de por medio una correlación con la productividad y dirección estratégica de la firma, no es una virtud, sino más bien un camino seguro hacia la generación de estrés, frustración y eventualmente renuncias y problemas de salud. Estudios psicológicos han determinado que mientras más se dedica una persona a cierta actividad, más la valora. Esto inclusive si tal actividad tiene resultados irrelevantes. Por ello, hay que ser cuidadosos a la hora de diseñar las tareas asociadas a cada puesto de trabajo, ya que una vez la cultura se establece, tiende a persistir.

¿Cómo entonces podemos revertir situaciones que llevan a degradar la concentración y productividad de nuestros colaboradores?​

​Adam Waytz de la escuela de negocios Kellogg recomienda en primer lugar, premiar los resultados y no los esfuerzos intermedios sobre todo si estos se diluyen en actividades fútiles y descoordinadas.

 Habrá que distinguir entre trabajo significativo y trabajo de poco valor agregado. Para ello, se recomienda auditar las actividades que desempeña cada colaborador preguntándole a través de una encuesta que liste cada actividad que realiza y califique sobre la base de una escala del 1 al 5, cuanto esfuerzo cognitivo le demanda cada una. Una vez identificadas las labores rutinarias de bajo valor añadido, la gerencia podrá optar por eliminarlas o trasladarlas para ser realizadas por sistemas informáticos de inteligencia artificial.

En el mundo de la empresa, los márgenes de error se estrechan cada vez más y demanda colaboradores con mentes “frescas", y adecuado nivel de descanso, para poder concentrarse en generar valor vía la innovación y la productividad. 


La columna fue publicada el 16 de setiembre del 2024 en el Diario El Comercio

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