Hace siete años, la consultora McKinsey identificó ocho competencias que las empresas exitosas en el campo de la innovación perfeccionan y consolidan, para lograr diferenciarse de sus competidores.
Un estudio reciente de la misma empresa no solo ratifica la vigencia de estas competencias, sino que da cuenta de que la brecha entre las empresas exitosas al innovar con respecto a aquellas que no lo logran, se ha incrementado significativamente, lo que las posiciona en un lugar de liderazgo y fortaleza. Más aun, sobre la base de información propietaria de la consultora, se analizó al detalle a las firmas exitosas, y se encontró una fuerte correlación positiva entre innovación y sus resultados financieros.
Las ocho competencias son:
1. Ambicionar, que implica colocar a la innovación en el centro de la estrategia de la organización.
2. Seleccionar, que está referido a la capacidad para manejar un portafolio de proyectos adecuadamente balanceado en cuanto a las variables de tiempo y riesgo.
3. Descubrir, es decir, contar con suficiente información sobre prospectiva, tecnologías y mercados para enriquecer los proyectos.
4. Evolucionar, o sea, ser capaces de crear nuevos modelos de negocios que puedan derivar en propuestas robustas y escalables.
5. Acelerar, que incorpora el concepto de "agilidad" en el desarrollo efectivo de nuevos lanzamientos. Y es que, a veces, el sobre analizar proyectos termina por demorar su salida cuando el mercado es tan dinámico que podríamos perder la sorpresa y quedar relegados.
6. Escalar, que implica definir en qué mercados, en qué segmentos y a qué escala hay que lanzar el proyecto.
7. Extender, que está referido a la capacidad de apalancarse en redes externas y capitalizar fortalezas, para extender el alcance o llegada de nuestros nuevos productos o servicios.
8. Movilizar, o desarrollar la capacidad de motivar a nuestros colaboradores y convertirlos en disruptores empedernidos.
El poder de la disrupción es la clave. En su corazón, está la capacidad de la empresa de saber elegir sus batallas y para ello es fundamental asignar adecuadamente los recursos (humanos, financieros, tecnológicos y logísticos), ya que sin su composición adecuada no obtendremos resultados.
Por Ben Schneider, director del MBA de Pacífico Business School.
La columna fue publicada en el diario El Comercio - Día 1.