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​Pensar estratégicamente en 2018, por Xavier Gimbert

30 de julio del 2018 | 00:00
Vivimos en un mundo turbulento, de cambios constantes e impredecibles. Un nuevo gobierno; una catástrofe natural, la aparición de una tecnología, una brusca variación del precio de una materia prima, un nuevo competidor o el cambio en las necesidades del cliente, pueden alterar en un instante la situación competitiva de un rubro. Además, estos cambios son en muchas ocasiones globales.

Si queremos gestionar en este mundo pensar estratégicamente es básico. Para ello lo primero que una organización debe tener claro es cuál es su negocio (misión) y como compite (estrategia), cuál es su ventaja con respecto a sus competidores, porque le compran sus clientes.

A partir de ahí debe hacerse dos preguntas fundamentales. Una primera referente a su entorno. Es fundamental conocer de entre sus muchas variables, cuales son las muy pocas que son claves. Serán esenciales las variables que cuando cambian la compañía debe cambiar su estrategia. Si una empresa importa o exporta una importante proporción de su facturación en dólares el tipo de cambio será clave. Si su mercado se centra en la tercera edad, la esperanza de vida y la demografía le serán importantes. Pasar de cientos de variables del entorno a muy pocas es esencial, pues significa algo tan vital como ser capaz de poder seguirlas y, por ello, poder anticipar cambios; única forma de poder reaccionar a tiempo.

Lo mismos ocurre con las variables internas. Una compañía tiene muchas áreas pero muy pocas son esenciales. Son básicas las actividades que son responsables de la estrategia de una empresa, en ellas se ha de ser el mejor. Ninguna organización puede ser el mejor en todo. Si una compañía quiere competir con tecnología su I+D es vital. Si quiere competir con una reputada marca su área de marketing es primordial.

En conclusión, solo si nos concentramos en lo fundamental podremos seguir teniendo una posición competitiva favorable. En el entorno porque podremos anticipar cambios, lo cual también implica estar atentos a nuevas dimensiones que hagan obsoletas a las que ahora nos afectan. En el interno porque invertiremos atención y recursos en lo esencial, en las áreas que son claves estratégicamente. 

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