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Cómo conciliar libertad versus control, por Ben Schneider

​Si se logra un balance adecuado entre libertad, disciplina y control en una empresa, se puede sentar las bases para promover la innovación sin trabas. 

El término libertad es muy amplio y puede llevar a que sea interpretado de diferentes maneras, por diferentes personas.  Si trasladamos este concepto al campo de la empresa, nos encontramos con una herramienta muy poderosa para incentivar la creatividad en el centro de trabajo. Las palabras ‘empoderamiento del capital humano’, casi se ha convertido en un cliché. Pero el problema que enfrenta la mayoría de altos directivos, en casi toda organización, es cómo balancear el empoderamiento del colaborador con la disciplina operacional y el control de la gestión.  

Parte del problema es que muchos ejecutivos consideran que el concepto de la libertad versus control es una relación de ‘suma cero’​​. Ranjai Gulati, catedrático del Harvard Business School, ha desarrollado investigaciones en diversas industrias, donde encontró que el proveer lineamientos a los empleados no implica el quitarles la libertad de actuar. Inclusive, cuando las guías están bien implementadas, ayudan a alinear la creatividad del colaborador con los objetivos de la organización. El proceso de toma de decisiones por parte de los ejecutivos en una organización, requiere de cierto marco de referencia. 

Con el desarrollo de las redes sociales, las personas hoy gozan de innumerables canales para expresarse. En comparación, en un centro de labores la persona no cuenta con el mismo nivel de libertad, y la alta dirección teme realizar un cambio drástico. 

Hay, sin embargo, tres elementos básicos que ayudarán a construir un marco adecuado para permitir que fl uya la libertad y el empoderamiento, sin poner en riesgo la marcha estratégica de la organización. El primer elemento es determinar un propósito para la organización. Cómo así la empresa logra que diferentes ‘stakeholders’ alineen sus intereses tras ella. Esto genera que los colaboradores comprendan la razón por la cual trabajan en la fi rma. El segundo elemento es el fijar prioridades. Una organización puede escoger como valores, por ejemplo: la seguridad del servicio que presta, la atención al cliente y el ‘delivery’. Pero, para establecer un marco claro de referencia, será importante acordar cuál será la prioridad a la hora de implementar estos valores seleccionados. El tercer elemento es el plantear principios que la orga​​​nización persigue y respeta, así cada colaborador tendrá por un lado como acelerador de su labor, la libertad de expresarse; pero como freno, los principios que lo mantendrán enfocado en las acciones que la organización permite y aquellas que la fi rma rechaza.​

 El lograr un balance adecuado entre libertad, disciplina y control de la gestión en el centro de trabajo será la clave para fomentar la tan deseada innovación, que constituye el motor de toda organización moderna. ​

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