Una empresa debe tener la solidez suficiente como para hacer frente a cualquier crisis. Eso implica tener los protocolos necesarios para cada problema que se pueda prever. Pero además, tener la flexibilidad necesaria para hacer frente a lo que no se pudo imaginar. Para ayudar a encontrar un punto intermedio, el concepto de la resiliencia puede ser útil.
Columna "Pensando rápido y lento a la vez", por Ben Schneider
Artículo "Building resilient operations", en McKinsey & Company